Yacimiento Cerro El Rebollar
Yacimiento Arqueológico El Rebollar
Urbanización El Rebollar, El Boalo
Las primeras noticias del yacimiento se remontan al año 1953 cuando, durante unos trabajos realizados en el emplazamiento, se descubrieron sepulturas cubiertas por losas. A pesar de las peticiones para intervenir en el lugar, no es hasta el 3 de julio de 1967 cuando la Dirección General de Bellas Artes envía el día 7 de ese mismo mes a un equipo técnico para que realizara un informe de los hallazgos. D. Vicente Viñas constata la existencia de tres tumbas totalmente destruidas, aunque en dos de ellas se conservaban las losas de granito de la tumba de cista de planta rectangular con tendencia trapezoidal. El informe además señala que conservaban las cubiertas de granito en las tres tumbas, orientadas de este a oeste y se informa de la posible presencia de una construcción con una esquina visible en el punto más alto del cerrillo. En el interior de una tumba se localizó́ también una jarra, de boca trilobulada, panzudo y asa vertical, realizada a mano, con pasta rojiza y mucha mica, completo y cubierto de una fuerte capa de barro, así́ como algunos restos óseos.
Durante las décadas siguientes el yacimiento fue objeto de excavaciones clandestinas que afectaron a un buen número de sepulturas. La actuación arqueológica parcial de 1998, con motivo de la construcción de la urbanización del mismo nombre, fue dirigida por los arqueólogos Castro Priego y Olmo Enciso en 1998. En la actuación se delimitó el perímetro del yacimiento con sondeos y se excavaron varias tumbas, documentándose el resto, y se localizaron restos murarios de, al menos, una estructura. Concluyeron que, a pesar de la ausencia de materiales, la necrópolis podría catalogarse como altomedieval o de época visigoda.
Las excavaciones arqueológicas, realizadas durante tres campañas arqueológicas entre los años 2018 y 2020 en el cerrillo de El Rebollar (El Boalo, Madrid) han deparado notables sorpresas. Los trabajos de campo, financiados por el Ayuntamiento de El Boalo, Cerceda y Mataelpino y la Universidad Autónoma de Madrid, bajo la dirección de Javier Salido Domínguez, profesor de Arqueología de la UAM y Charo Gómez Osuna, del Equipo A de Arqueología, han puesto al descubierto una iglesia rural datada entre la segunda mitad del siglo VII d. C. y comienzos del VIII d. C.
El edificio está constituido por un aula rectangular de nave única y rematada en un ábside o cabecera de planta cuadrada orientada al Este. En el interior de la nave, se han localizado doce tumbas perfectamente orientadas en el sentido de la nave y alineadas con los muros perimetrales. Se ordenan en tres hileras, alternando tumbas de individuos infantiles y adultos. La datación por Carbono 14, obtenida a partir de los restos óseos de las tumbas inalteradas y confirmada por el ajuar localizado, ha aportado el momento más antiguo confirmado de la iglesia, fechada entre la segunda mitad del siglo VII y la primera mitad del siglo VIII d.C.
El hallazgo de un conjunto numismático de cinco dírhams fechados a inicios del siglo IX, en el interior de la nave, es un buen testimonio de que hubo una influencia musulmana en estas comarcas. Los dírhams presentan una cronología comprendida entre los años 810-818 d. C., en el gobierno de al-Ḥakam I, el tercer emir independiente de Córdoba. Las monedas de El Rebollar evidencian una frecuentación del lugar en la primera mitad del s. ix d. C., periodo que coincide con el proceso paulatino de desocupación generalizada que se produce en los asentamientos rurales del territorio septentrional del distrito toledano.
Las últimas investigaciones confirman que la antigua iglesia, visible desde la vía de paso, sufre una reforma importante que supone la reocupación del edificio que vuelve a adquirir su función religiosa. Así se explican los nueve perinatales, enterrados en un lugar privilegiado dentro de la nave, próximos a la cabecera. Los materiales y las monedas localizadas evidencian una frecuentación del lugar desde el siglo XIII al XVII, momento en que la documentación escrita señala la presencia de una ermita dedicada a la virgen del Sacedal. En los libros de difuntos conservados de El Boalo, entre 1723 y 1796, se nombra a Nuestra Señora del Sacedal, si bien en esta ocasión como uno de los altares de la iglesia parroquial de El Boalo. Es probable que esta imagen fuera la titular de la ermita que se identificaba casi un siglo antes.
No cabe duda de que el avance de las investigaciones permitirá seguir desvelando los secretos que esconde este enclave que adquirió gran importancia como centro de culto desde la Alta Edad Media. Proyectos como este evidencian la importancia de la colaboración universidad-sociedad, a través de sus entidades públicas y privadas, donde los expertos de los grupos de investigación de la universidad pública ponen su conocimiento al servicio de la sociedad para avanzar en la ciencia y la cultura a la vez que se aporta valor al área geográfica en la que se desarrolla el proyecto.
Todas las campañas de excavación arqueológica realizadas en El Boalo nos han permitido llevar a cabo un modelo de excavación que tiene como eje fundamental la denominada Arqueología de Público. Haciendo partícipes a los habitantes del municipio de El Boalo, Cerceda y Mataelpino, con el apoyo manifiesto de su ayuntamiento, así como de los afincados en el resto de la Comunidad de Madrid, se ha podido llevar a la práctica una propuesta de excavación que gira en torno a una idea y un convencimiento: la mejor Arqueologia puede ser lograda cuantas más voces estén implicadas en la interpretación del pasado. La investigación se ha fusionado con la sociedad y ha servido para conocer el pasado de la región de la Sierra Norte de Madrid, concretamente del municipio de El Boalo y su entorno. Se ha logrado el encuentro de las gentes asentadas en esta zona serrana con su patrimonio material e inmaterial a través de la integración de la comunidad en los procesos de investigación, superando el rol pasivo concedido al público como mero espectador del conocimiento científico. Su implicación, más allá́ del disfrute de los museos y otros centros interpretación, ha permitido que la comunidad se sienta partícipe del descubrimiento de su pasado, siempre bajo la supervisión de profesionales arqueólogos.
Este modelo de trabajo ha supuesto también a los escolares, curiosos y vecinos del municipio y alrededores conocer de primera mano la evolución y primeros resultados de la excavación. A partir de varias iniciativas promovidas por los propios directores de la excavación, ha sido posible mostrar el yacimiento y explicar la labor del arqueólogo a los alumnos de diferentes cursos de colegios e Institutos de Secundaria. El fin último es concienciar a los más pequeños de la importancia del patrimonio histórico y arqueológico.
También en cuanto a la difusión inicial de los resultados se han dado a conocer algunos resultados del proyecto a través de medios de comunicación generalistas que han aumentado el interés social en el proyecto. De igual modo, la difusión de los resultados obtenidos en campaña ha tenido una muy buena acogida en las Jornadas de Puertas Abiertas realizadas al cierre de las dos campañas de excavación, que han permitido al público contemplar y conocer los restos exhumados del edificio, así como los materiales más relevantes recuperados (monedas, vidrios, metales, y también los más humildes; tejas, cerámicas, clavos, etc.). Las explicaciones sobre el terreno de los directores, técnicos y voluntarios aportan una página más al conocimiento de la historia local y por extensión a la de la Sierra de Guadarrama y de la Comunidad de Madrid.
Folleto Yacimiento El Rebollar
Arqueología accesible: Folleto lectura fácil_Yacimiento El Rebollar