Este sencillo paseo circular por los alrededores de El Boalo nos muestra un típico y plácido paisaje dominado por dehesas de fresnos y encinas junto a pastos y prados cercados con los tradicionales muros de piedra.
La ruta discurre por la red de vías pecuarias de la región. Durante parte del recorrido se puede disfrutar de la vista de la Peña del Mediodía y del macizo de la Pedriza.
Las dehesas de fresnos que vamos a ver son uno de los ecosistemas más característicos del llamado “piedemonte” serrano. Se trata de ecosistemas muy valiosos, en los que una gran diversidad biológica coexiste con el uso sostenible de los recursos naturales (alimento para el ganado, leña y caza, principalmente). Encontramos ejemplares dispersos de fresnos (Fraxinus angustifolia) y una gran parte de la superficie del terreno libre para el aprovechamiento de pastos. Suelen situarse en zonas bajas, planas y con bastante humedad. En zonas de ladera o en aquellas más alejadas de los arroyos, las encinas (Quercusilex) sustituyen a los fresnos ya que necesitan terrenos más secos.
Los prados y pastos albergan también una gran diversidad, y nos ofrecen un espectacular paisaje especialmente en primavera, cuando la floración de las plantas herbáceas llena los campos de vivos y diversos colores. Los muros de piedra que limitan las fincas suelen estar acompañados por zarzas y rosales silvestres, así como otros matorrales como majuelos y endrinos. Constituyen así setos vivos de gran importancia como refugio y lugar de alimentación de pequeña fauna silvestre como insectos, reptiles y aves.
Tras abandonar las zonas de dehesa y cruzar la carretera, la ruta acompaña al Río Samburiel y posteriormente al Arroyo del Herrero por una zona muy fresca en la que se puede contemplar la vegetación de ribera.
Hacia el final del recorrido existe una variante para visitar los restos de una necrópolis donde pueden distinguirse algunas antiguas tumbas antropomórficas talladas en piedra.